Otra piedra en el camino

 
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No salimos de nuestro asombro. Veinte años esperando a que se ejecute la orden de desalojo de la empresa que esquilma sin licencia el monte público del Ayuntamiento en la cantera de Sierra Elvira y, cuando llega el día del pleno extraordinario, la triple alianza (PSOE, PP y Ciudadanos) lo paraliza con argumentos peregrinos, sin atender al criterio de los técnicos, a la sentencia firme del Tribunal del Supremo y a los requerimientos de otras administraciones.
Una reunión previa al pleno del empresario de Afercan con los tres partidos de la oposición -y alguna otra llamada telefónica a gerifaltes políticos- les hizo cambiar el sentido del voto que días antes habían mantenido en la comisión informativa, donde no manifestaron oposición alguna salvo la abstención del PSOE.
En el pleno esgrimieron la documentación facilitada por la mercantil horas antes de iniciar la sesión que supuestamente ponía en duda el voluminoso expediente que los técnicos municipales han recopilado en los últimos dos años y que, como reconoció algún portavoz, ni siquiera llegaron a estudiarlo en profundidad por falta de tiempo. Bastaba con leerlo.
Su solución no fue otra que votar la retirada del punto del orden del día, echar por tierra el trabajo de los técnicos, dejar que caduque el expediente para que gane más tiempo el empresario y obligar a abrir un nuevo expediente que dilata aún más la solución del problema con la excusa de que lo mejor es constituir un «espacio de diálogo», tal y como propuso el grupo municipal socialista.
¿Acaso alguien cree que el empresario aportó a la oposición valiosa documentación que no hubiera presentado en las alegaciones desestimadas por los servicios jurídicos? ¿Por qué no desvelaron en el pleno el contenido de dichos documentos? ¿Qué es eso de defender el interés general pero por encima de todo el de la empresa? ¿Sabe la oposición que la empresa ha tratado de dilatar el máximo posible la resolución del expediente y solo presentó alegaciones cuando no le quedó más remedio tras la publicación del anuncio en el BOP? ¿Por qué no ha hecho nada en los últimos 20 años? ¿Qué ha cambiado en dos décadas para defender ahora los intereses de la empresa?
Todos sabemos que la mercantil, sin licencia municipal y sin Autorización Ambiental Unificada, ha tenido suficiente tiempo -dos décadas- para esquilmar el monte público sin aportar un sólo céntimo a las arcas municipales. El perjuicio que ha podido causar al municipio la extracción de grava y arena en dominio público puede superar el millón de euros, según una primera estimación del ingeniero de Minas con el que contactó el Ayuntamiento.
Y no hay que olvidar que a escasa distancia estamos obligados a proteger un espacio que es Bien de Interés Cultural (BIC), como en más de una ocasión nos recuerda la Delegación de Cultura, además de velar por la conservación de las aguas termales de Sierra Elvira.
La empresa hubiera podido recurrir ante los tribunales la decisión del pleno de ordenar el desalojo de la zona de monte público que nos pertenece -está en su derecho-, pero nuestra obligación es defender los intereses del pueblo aún siendo conscientes de que es una decisión difícil que afecta a los trabajadores; una situación que, por cierto, ya se daba hace 20 años si bien entonces hubo unanimidad de todos los partidos, sentido de la responsabilidad del que hoy carecen algunas fuerzas políticas.
Nos asombra la disparatada postura del grupo municipal socialista, cuyo gobierno pedía en 1997 exactamente lo mismo que se llevó a pleno el pasado lunes con la garantía de contar con una sentencia firme del Tribunal Supremo de 2006 que avala la tesis del Ayuntamiento. Conviene recordarle que su posicionamiento en el pleno es diametralmente opuesto a la postura que mantiene las Delegaciones de Cultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía respecto a la explotación de la cantera.
Que llame a la puerta de las citadas delegaciones si necesita asesoramiento y duda de la profesionalidad de los técnicos del Ayuntamiento. Mejor eso que deambular desorientado como alma en pena por el único camino que le marcan, el de la derecha.

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